Los Antonelli, arquitectos de Gatteo - La Medida de El Dorado. Vida y empresas de emiliano-romañolos en las Américas
Juan Bautista Antonelli
Peñíscola, castillo: puerta de Felipe II. (L.A. Maggiorotti) Juan Bautista Antonelli [1527-1588]
Bautista Antonelli
Castillo de Los Tres Reyes del Morro, el faro Bautista Antonelli
[1547-1616]
Cristóbal de Roda Antonelli
Cartagena de Indias. Aspectos de las murallas. (Archivo Graziano Gasparini) Cristóbal de Roda Antonelli [1560-1631]
Juan Bautista Antonelli (El Mozo)
Castillo de Araya, Cumaná (Venezuela). Detalles. (Archivo Graziano Gasparini) Juan Bautista Antonelli
(El Mozo)

[1585-1649]
Los Garavelli Antonelli
Alicante, castillo de Santa Bárbara del 1562 de Juan Bautista Antonelli Los Garavelli Antonelli
Cristóbal [1550-1608]
Francisco [1557-1593]
 
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Premisa

Las actividades de los ingenieros y arquitectos militares italianos al servicio de la Corona española en los siglos XVI y XVII, constituyen un área de investigación que no ha despertado mucho interés entre los historiadores de la arquitectura. La bibliografía es bastante escasa del lado italiano, y la del lado español, aunque más copiosa, aún se apoya en la obra fundamental de Llaguno y Amirola, luego revisada y aumentada por Ceán Bermúdez. Los cuatro tomos fueron publicados en Madrid en 1829, un año antes de la muerte de Bolívar, acaecida en Santa Marta en 1830, cuando ya se había alcanzado la independencia del continente suramericano.
El presente trabajo sólo se limita al estudio de los miembros de una sola familia, la de los Antonelli, que a lo largo de casi un siglo (1559-1649) realizó obras relevantes para Carlos V, Felipe II, Felipe III y Felipe IV. En España, Portugal, África del Norte y en el Caribe americano, se dedicaron a obras de vialidad, hidráulica y, mayormente, a levantar fortalezas que aún hoy imponen sus volúmenes en tantos paisajes y se admiran por ese aspecto de perennidad que las distinguen.
Los Antonelli no fueron los únicos. Es justo reconocer que el número de quienes intervinieron en los proyectos y construcción de las tantas obras realizadas en estas y otras geografías, es muy elevado y muy poco conocido. Nombres como los de Paleari-Frattino, Calvi, Terzi, Cairato, Ravenna, Spannocchi, Gonzaga Colonna, Roda, Setara, Ferramolino, Casale, Tadini, Sabatini, Roncali, Turriani y tantos más, representan un listado de apellidos que pocos españoles y aún menos italianos sospechan la cantidad de obras por ellos levantadas en España y sus posesiones. Esa importancia no radica solamente “en la gran cantidad de obras” que dejaron, sino en el hecho que varios de ellos, en especial los del siglo XVI, sembraron en varias partes del mundo los principios y criterios de la arquitectura militar abaluartada surgida en Italia en las décadas finales del siglo XV, en pleno esplendor del Renacimiento.
El libro de Leone Andrea Maggiorotti (1939) sigue siendo una isla solitaria que, a pesar de unos cuantos datos incorrectos, representa el testimonio precursor, luego ampliado con otros aportes y, en especial, por las valiosas investigaciones publicadas por el Instituto Italiano Castelli. Queda todavía mucho que hacer para rescatar del olvido a tantos nombres ilustres.

Se oje muj segido lo que explican las guías “especializadas”, por ejemplo en La Habana que “El Morro es el más importante castillo que los españoles construyeron en América”. En Cartagena, que se trataba de “la ciudad amurallada más antigua de América” y en Araya que “el castillo fue construido para evitar que los enemigos de España robaran la gran riqueza de la sal”. Y así por el estilo en otros lugares. Pero nunca se escucha decir que el más importante castillo de América en La Habana, que las murallas de Cartagena y que el castillo de Araya fueron concebidos y construidos por los Antonelli.

Después de haber conocido y estudiado las demás obras de los Antonelli en Cuba, México, Puerto Rico, Panamá, Colombia y Venezuela y de haber localizado con seguridad su lugar de origen, consideramos un deber, dar a conocer la tenaz dedicación de esta familia que escribió uno de los capítulos más importantes de la historia de la arquitectura militar hispanoamericana.

Ni siquiera en su pueblo natal, hasta agosto de 1999, se tenía la menor idea de quiénes eran y qué hicieron exactamente los Antonelli. De hecho, fue entonces, cuando desde Venezuela Graziano Gasparini, Arquitecto y Catedrático de Historia de la Arquitectura en la Facultad de Arquitectura de Caracas de la Universidad Central de Venezuela, además de estimado estudioso que desde 1955 se dedica al estudio de esta familia de homo faber, se puso en contacto vía fax con Mario Ornelli, alcalde de Gatteo, que se tuvieron noticias acerca de ellos. El fax enviado estaba acompañado de datos y explicaciones de quiénes eran tales personajes, permitiendo así descubrir, con immensa alegría, que los conciudadanos Antonelli habían destacado por sus dotes como ingenieros militares. En la respuesta, a cargo del vicealcalde y consejero de cultura, Iglis Bellavista, y del archivero municipal, Luciano Abbondanza, autores de la búsqueda de documentos históricos municipales, se pudieron confirmar tanto los orígenes de la familia Antonelli, como el hecho de que hasta la fecha en Gatteo apenas se conocía la figura de Battista, y lo único que se sabía era que su nombre constaba en el Archivo Municipal, todo ello gracias a las actas del legado testamentario donde aparecía la cantidad de 625 escudos reales que él había dejado para los pobres de su pueblo natal.

Existía, pues, rastro de un único Antonelli, de profesión constructor, que había emigrado a España y que había dispuesto una herencia en favor de los pobres del Municipio de Gatteo para instituir un monte frumentario dentro del castillo malatestiano; toda esta información se desprende de la siguiente inscripción: «Una casa de tres habitaciones y de tres plantas usadas como almacén de dicho trigo y como habitación del almacenero y del guardián, en cuya puerta de entrada hay una lápida de mármol escrita en letras mayúsculas, aunque erosionadas por las inclemencias del tiempo, “Este depósito de trigo lo mandó construir el capitán Giò Battista Antonelli, Ingeniero Militar de los Serenísimos Reyes de España Felipe II y III”». De ello trataremos en la sección correspondiente a Bautista.

Tras el descubrimiento, se pusieron en marcha en 2002 las primeras investigaciones para localizar material documental en España y para llevar a cabo los reconocimientos fotográficos y de las manufacturas antonellianas, con la consiguiente presentación tanto en el Instituto Italo-Latino-Americano de Roma como en ocasión de la Semana de la Cultura Italiana, organizada por la Embajada de Italia en La Habana, que contó con la presencia de una delegación oficial del Ayuntamiento de Gatteo, encabezada por el vicealcalde, Iglis Bellavista. En octubre de 2003 se llevó a cabo en Gatteo, gracias a la colaboración de estudiosos de fama mundial, el congreso internacional Omaggio agli Antonelli (Homenaje a los Antonelli), del que luego se publicaron las actas. En enero de 2006, un nuevo impulso a las celebraciones antonellianas tuvo lugar gracias a la Provincia de Forlì-Cesena y a su consejero de cultura, Iglis Bellavista, quien llevó a Gatteo a la RAI (Radiotelevisión italiana) para realizar y, posteriormente, transmitir en el canal RaiDue, un reportaje-entrevista titulado Partiti da Gatteo a costruir fortezze (Salieron de Gatteo para consturir fortalezas) donde el propio Bellavista hablaba sobre los Antonelli. En 2007 la Consejería de Cultura de la Provincia de Forlì-Cesena promovió una exposición fotográfica de Graziano Bartolini itinerante y con un peculiar impacto visual, sobre las fortalezas, los castillos, las murallas defensivas, presentes en los tres continentes que presenciaron la labor de los Antonelli. La anteprima de la inauguración tuvo lugar en Gatteo y ésta se llevó también, en noviembre de 2007, a la Xa Edición de la Semana de la Cultura Italiana, organizada por la Embajada de Italia en La Habana. La exposición contó con ilustres e importantes patrocinadores: Unesco – Comisión nacional italiana, Cámara de los Diputados, Senado de la República Italiana, Ministerio de los Bienes y Actividades Culturales, Ministerio de Asuntos Exteriores, Embajadas de España y de Venezuela, Presidencia de la Junta y de la Asamblea Legislativa de la Región Emilia-Romaña, Ayuntamiento de Gatteo y, por supuesto, Provincia de Forlì-Cesena, en calidad de organizadora, y en 2008 se exhibirá en Forlì y en Roma en sedes e instituciones de alto relieve.

Queda aún mucho camino por recorrer en este redescubrimiento de los Antonelli y el deseo es que los habitantes de Emilia-Romaña, de la Provincia de Forlì-Cesena y los ciudadanos de Gatteo profundicen, estimen y se enorgullezcan de cuanto hicieron los miembros de esta familia; que puedan meditar sobre el valor de las palabras de Diego Angulo Iñíguez, miembro de la Real Academia Española de Historia de España, pronunciadas en una frase lapidaria: “ANTONELLI ES UNA PERSONALIDAD CUYA IMPORTANCIA URGE SUBRAYAR PARA EL MEJOR CONOCIMIENTO DE LA HISTORIA DE AMÉRICA”.
Urge poner de relieve su importancia y estamos seguros que se logrará gracias al amor que surge y perdura entre todos los que nacieron en la misma tierra, pequeña geográficamente pero inmensa en lazos afectivos, digna cuna de esta familia de arquitectos militares que pusieron su genial sello de autor en tres continentes.
Así lo demostró el mismo Bautista quien, aunque ausente de Gatteo durante 47 años, es decir, desde el día que se fue a España, nunca olvidó su lugar de origen y cuando sintió que se acercaba el momento de dejar este mundo, dejó parte de su fortuna a los pobres de su pueblo natal. Cuánta nobleza y qué profunda demostración de afecto y amor hacia quienes nunca había conocido y que, sin embargo, siempre sintió cerca y recordó como a hermanos suyos.

Podemos por último afirmar, citando a E. Llaguno y Amirola que "La familia de los Antonelli dio a España excelentes arquitectos militares e hidráulicos, contando con Roda y los Garavelli. Todos salieron de la misma estirpe, que produjo la Romaña en Italia, y al que debemos las mejores fortificaciones de la península, las que tuvimos en África y las que aún subsisten en América, porque son dignos de los mayores elogios y de los lugares que ocupan en esta historia". (1)